jueves, 16 de agosto de 2018

LA ANTROPONIMIA RIOJANA MEDIEVAL DE ORIGEN EUSQUÉRICO.

Anteriormente hablamos en dos partes separadas sobre la toponimia y el léxico riojanos que tenían como sustrato lingüístico la lengua vasca. Como continuación y última entrega de esta temática, al menos de momento, proponemos hablar sobre la antroponimia existente en La Rioja durante la edad media y que procede de este idioma.

Muchas son las dudas que se nos han pasado por la cabeza antes de decidir si era conveniente tratar o no esta materia en nuestra página. Por una parte es un tema que quizá no genere tanto interés como el del léxico o la toponimia, en el que se puede despertar fácilmente la curiosidad del lector y este quedar entusiasmado al ver el origen etimológico de su lugar de nacimiento o leer sobre una palabra riojana que utiliza de forma cotidiana o escuchó alguna vez decir a sus padres o abuelos en su infancia. Por la otra este tipo de temática puede despertar reacciones viscerales en algunas personas. No obstante, la antroponimia es un aspecto que tiene un enorme valor científico, ya que como veremos nos brinda gran cantidad de información.

Lo cierto es que en la edad media los antropónimos eran importados por las élites del lugar y en el caso de La Rioja la antroponimia vascoide que se observa en los cartularios medievales es producto de la reconquista cristiana, protagonizada por jefes militares vinculados al reino de Navarra y en consecuencia portadores de antroponimia pirenaica. Por esta razón no nos serviría para identificar a las poblaciones riojanas que utilizaban la lengua vasca, ya que a pesar de que tuviera su antropónimo origen en este idioma podrían hablar romance. También puede existir el caso contrario. En la documentación encontramos ejemplos de personas vascoparlantes con nombres romances. Aunque parezca llamativo, este debía de ser el caso más frecuente en la región, las gentes vascófonas riojanas llevarían en su mayoría nombres romances. A parte de todo esto, como es lógico, la antroponimia vascoide riojana no presenta grandes diferencias frente al corpus antroponímico vasco-navarro.

Sin embargo dentro de la antroponimia si hay un aspecto muy importante que nos permite identificar si la persona y su entorno eran o no vascoparlantes. Se trata de los apodos o sobrenombres añadidos al nombre de pila. Si a una persona la llamaban “el moreno” o “el grande” en eusquera, nos estaría indicando automáticamente que el vasco existía en su entorno como lengua viva. Los apodos que aparecen en la documentación medieval riojana son en comparación con la abundante toponimia muy escasos. La explicación es bastante obvia. No se reflejaban en la documentación, no porque no existieran, si no porque los escribanos los consideraban de menor importancia o incluso se trataba de apelativos jocosos cuando no insultantes. Es lo mismo que haríamos en la actualidad. Asimismo recordemos que la escritura en aquella época estaba reducida a un pequeño número de personas vinculadas a la cultura y a la élite social. El segundo aspecto informativo, quizá el más importante, que nos dan los apodos es que nos permiten saber hasta qué momento se habló eusquera en la región. Eduardo Aznar Martínez indica que los apodos vascos en el alto valle del Oja dejan de aparecer en la documentación a finales del siglo XV y data la desaparición del eusquera riojano en algún punto situado entre finales del siglo XV y principios del XVI, una fecha bastante reciente en términos relativos.

Como hemos ido haciendo anteriormente ponemos a continuación un breve listado con ejemplos de antroponimia riojana medieval de origen vasco e información sobre ella:

1-Amusko: “Violáceo, morado”. En La Rioja encontramos ejemplos de personas denominadas así como el hamusco de 972 que parece de testigo en Tosantos, Beila Amusco en Nájera de 1024 etc...

2-Anderecea: En una obra del siglo XI titulada la translación del glorioso cuerpo de nuestro padre a San Felices se menciona que una mujer llamada Anderecea Puras se cura con el traslado del cuerpo desde Oca hasta Bilibio. Este suceso se suele datar entre finales del siglo V o principios del VI. A nivel etimológico la palabra se podría descomponer en andere “señora” y zehe/xehe/xe/txe, que significaría pequeño/a, humilde, menudo/a, sencillo/a, más el artículo singular –a. Es decir significaría la mujer pequeña, sencilla, humilde.

3-Arlote: “Vagabundo, hombre desaseado, desaliñado”. Todavía en uso en el vocabulario regional riojano. En la documentación aparece un tal Petrus Arloth de Santo Domingo que vivió en algún momento entre 1200 y 1250.

4-Bialdeko: En 1185 se cita a un tal Garsias Vialdeco de Angusiana, cuyo apodo es un gentilicio con la desinencia –ko a partir de Bialde, quizá de ibi-alde “zona cercana junto al vado” donde quizá esta persona residía.

5-Ederra: “Hermoso”. En 1182 se cita a un tal Andera Hedera de Zarratón. “Andera el hermoso de Zarratón”.

6-Ezker: “Esquivo, retraído”. Aunque en la actualidad este término tiene el significado de “izquierda” en el pasado podría haber tenido el significado de persona retraída que rehúye el contacto con otros individuos. En la documentación apareen muchas personas con este apelativo: Escherro de Calahorra en 1165, Seme Ezcherra de Gimileo en 1182 etc... En la actualidad el apellido Ezquerro todavía sigue existiendo en La Rioja Baja.

7-Galvarra: “Calvo”. Apelativo relativamente frecuente en La Rioja medieval. Podemos documentar individuos como Lop Galvarra o Lope Galvarro de Bañares en 1182 y 1186 o el Galvarra, padre de Sancho Zuria, que vivía en Santo Domingo de la Calzada en 1220.

8-Gorría: “El pelirrojo”. De gorri “rojo”, más el artículo singular –a. En la documentación aparecen Enego Gorria de Santo Domingo en 1168, Eneco Gorria en Bañares de 1183, Pedro Gorría vecino de Ezcaray en 1488 etc...

9-Ilurdo: “Grueso, fuerte, carnoso, musculoso”. En la documentación aparece un tal Illurdo testigo en la donación de 973 de la villa de Bagibel al monasterio de Albelda, Lurdo en 1024 poseedor de una viña en Nájera etc…

10-Montza: “Pequeño”. En 1028 se registra a un tal García Moza caballerizo del rey Sancho III el Mayor que poseía bienes en Nájera.
Para saber más el libro: Tierras, gentes y voces. El legado del euskera riojano. Eduardo Aznar Martínez.

Para saber másel libro: Tierras, gentes  y voces. El legado del euskera riojano. Eduardo Aznar Martínez.




(En la foto dos lugares del alto valle del Oja, que probablemente fuera el último reducto del euskera en La Rioja)

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