(Continuamos con este tema que ya comenzamos anteriormente en otro
apartado. Recomendamos a quien no lo haya hecho ya leer antes la primera
parte del mismo titulada “La escritora riojana María Lejárraga y la voz
de las mujeres. Parte I” y que podrá encontrar en nuestra página de
divulgación de historia riojana aquí: LA ESCRITORA RIOJANA MARÍA LEJÁRRAGA Y LA VOZ DE LAS MUJERES. PARTE I: )
En el año 1900 casada y viviendo en Madrid, María pasa a una nueva
etapa de su vida como también lo hará la situación de la mujer en
España. En esta época se comienza a debatir la cuestión del feminismo y
los derechos de las mujeres, e incluso se llega a plantear reconocer el
voto femenino a “las madres de familia, viudas o mayores de edad, a
quienes corresponda el ejercicio de la patria potestad, debiendo emitir
su voto por escrito o por medio de apoderado en la forma que los
reglamentos lo determinen”. Una propuesta finalmente rechazada.
Asimismo, una nueva reforma política permitió el acceso de la mujer al
mercado laboral en ramas diferentes a la del magisterio, profesión esta
tradicionalmente vinculada a la población femenina y de las pocas a las
que podían acceder. La misma lleva pareja un aumento del acceso de la
mujer a la enseñanza media, aunque no sin dificultades. Sin embargo, a
pesar de esto, el fondo ideológico que existía entonces no había
cambiado y el fin de la mujer para la sociedad de la época seguía
siendo el matrimonio y la maternidad. Algunas féminas batallaron por
ampliar sus derechos. Una de ellas fue nuestra protagonista, la cual
prestó su voz y su escritura a la causa participando en conferencias y
actos de propaganda sobre el tema. Además escribió varios libros como
“Cartas a las mujeres de España” (1914), “Feminismo, feminidad y
españolismo” (1917), y realizó numerosas colaboraciones en prensa, entre
las que destaca la sección “La Mujer Moderna” en 1915 dentro de la
publicación “Blanco y Negro”. También participó en la creación de
algunas asociaciones feministas como la “Unión de Mujeres de España
(UME)” en 1917 o el “Lyceum Club” en 1926 de carácter aconfesional y que
supuso la crítica y el rechazo del sector católico español. Una muestra
de esto la podemos ver en el Diario Carlista, en el cual se escribe que
es un gravísimo peligro la existencia de este grupo por reunirse en el
“¡..mujeres solas, libres de la presencia y de la autoridad del
marido!” y que pretendía según ellos “acabar con la Religión
corrompiendo a la mujer y apoderándose del niño”.
En 1920, Lejárraga participó en el “Congreso de la International Woman Suffrage Alliance”, de carácter feminista, representando a España y colaboró en la redacción de una carta sobre derechos femeninos.
En 1931, con el comienzo de la segunda república, María esperaba poner fin a las antiguas formas de hacer política tan poco favorecedoras para las mujeres. Se afilio al PSOE, partido con el que ya venía colaborando anteriormente por afinidad ideológica a través de la Agrupación Femenina Socialista de Madrid, participando en numerosos mítines. Una de las dificultades que encontró a la hora de intentar hacer efectivas sus reivindicaciones y hacer partícipe de ellas a otras mujeres fue el limitado bagaje cultural que tenía entonces el sector femenino de la población, el cual era consecuencia del veto educativo de género que entonces existía. Para solucionar el problema fundó una asociación llamada “Asociación Femenina de Cultura Cívica” en 1931 con objetivos educativos y que se declara ajena a cualquier partido político. No obstante, sí buscaba capacitarlas para que fueran ellas mismas las que eligieran su propia opción ideológica y política. Tuvo bastante éxito y seis meses después de su fundación contaba con seiscientas socias.
El 9 de octubre de 1933 Niceto Alcalá Zamora, presidente de la república, convocaba elecciones para el 19 de noviembre en primera vuelta y el 3 de diciembre para la segunda. El PSOE recomendó incluir en las candidaturas a mujeres, algo que sucedió en todas las circunscripciones electorales excepto en la de Madrid. Nuestra riojana se presentó para la de Granada y tras una trabajosa campaña electoral y una situación nada fácil, finalmente obtendrá su escaño desde el cual lucharía por los derechos femeninos.
Con el inicio de la guerra civil la riojana tuvo que exiliarse por Francia, México y Argentina. Al llegar el franquismo vio frustrado todo su empeño de mejorar la situación de la mujer en España, cuyos progresos en este ámbito para los que trabajó y lucho tanto fueron dilapidados en un brevísimo espacio de tiempo. Fue ignorada y olvidada. Finalmente murió en el exilio en Buenos Aires, poco antes de cumplir los cien años de edad en 1974. No deja de ser chocante que la sección femenina de la falange representara en 1936 “Canción de Cuna”, obra de nuestra protagonista, lo que demuestra hasta dónde puede llegar la ignorancia.
Actualmente cuenta con una calle en su nombre localizada en Logroño.
En nuestro artículo nos hemos centrado brevemente en la María activista, política y defensora de los derechos de las mujeres. Con ello no queremos desmerecer en ningún momento su talento como escritora, a la altura de las mejores plumas españolas. Una faceta de la riojana, que tendrá posiblemente otro apartado en nuestra página.
(En la foto un retrato de María de la O Lejárraga realizado por Julio Romero de Torres en 1928 y una foto suya con su secretaria)
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Retrato de María |
En 1920, Lejárraga participó en el “Congreso de la International Woman Suffrage Alliance”, de carácter feminista, representando a España y colaboró en la redacción de una carta sobre derechos femeninos.
En 1931, con el comienzo de la segunda república, María esperaba poner fin a las antiguas formas de hacer política tan poco favorecedoras para las mujeres. Se afilio al PSOE, partido con el que ya venía colaborando anteriormente por afinidad ideológica a través de la Agrupación Femenina Socialista de Madrid, participando en numerosos mítines. Una de las dificultades que encontró a la hora de intentar hacer efectivas sus reivindicaciones y hacer partícipe de ellas a otras mujeres fue el limitado bagaje cultural que tenía entonces el sector femenino de la población, el cual era consecuencia del veto educativo de género que entonces existía. Para solucionar el problema fundó una asociación llamada “Asociación Femenina de Cultura Cívica” en 1931 con objetivos educativos y que se declara ajena a cualquier partido político. No obstante, sí buscaba capacitarlas para que fueran ellas mismas las que eligieran su propia opción ideológica y política. Tuvo bastante éxito y seis meses después de su fundación contaba con seiscientas socias.
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María con su secretaria |
El 9 de octubre de 1933 Niceto Alcalá Zamora, presidente de la república, convocaba elecciones para el 19 de noviembre en primera vuelta y el 3 de diciembre para la segunda. El PSOE recomendó incluir en las candidaturas a mujeres, algo que sucedió en todas las circunscripciones electorales excepto en la de Madrid. Nuestra riojana se presentó para la de Granada y tras una trabajosa campaña electoral y una situación nada fácil, finalmente obtendrá su escaño desde el cual lucharía por los derechos femeninos.
Con el inicio de la guerra civil la riojana tuvo que exiliarse por Francia, México y Argentina. Al llegar el franquismo vio frustrado todo su empeño de mejorar la situación de la mujer en España, cuyos progresos en este ámbito para los que trabajó y lucho tanto fueron dilapidados en un brevísimo espacio de tiempo. Fue ignorada y olvidada. Finalmente murió en el exilio en Buenos Aires, poco antes de cumplir los cien años de edad en 1974. No deja de ser chocante que la sección femenina de la falange representara en 1936 “Canción de Cuna”, obra de nuestra protagonista, lo que demuestra hasta dónde puede llegar la ignorancia.
Actualmente cuenta con una calle en su nombre localizada en Logroño.
En nuestro artículo nos hemos centrado brevemente en la María activista, política y defensora de los derechos de las mujeres. Con ello no queremos desmerecer en ningún momento su talento como escritora, a la altura de las mejores plumas españolas. Una faceta de la riojana, que tendrá posiblemente otro apartado en nuestra página.
(En la foto un retrato de María de la O Lejárraga realizado por Julio Romero de Torres en 1928 y una foto suya con su secretaria)